2.09.2014

El boom latinoamericano

INTRODUCCIÓN.
El presente trabajo hace un recorrido sobre el boom latinoamericano: fenómeno literario y político que encumbró internacionalmente a varios escritores, no así escritoras, latinoamericanos no solo por la expansión de la producción literaria sino también por un incremento del público lector. Lo anterior colocó a América Latina en el centro del mundo de la literatura por un periodo aproximado de diez años, de 1960 a 1970. Aunque su consolidación inició a principios de los años sesenta del siglo pasado su cronología es difícil de ubicar temporalmente, sin embargo la década de los cuarenta representa una fecha clave, en ese periodo y a raíz de la emigración de varios intelectuales a México y Argentina se produce un auge en la industria cultural, se publican Tierra de nadie y Para esta noche de Juan Carlos Onetti y algunos de los cuentos de Jorge Luis Borges y varias revistas culturales.
 Como veremos la irrupción de la llamada “nueva narrativa latinoamericana” de los años sesenta trastoca el realismo de la narrativa regionalista e indígena que predominó durante las primeras décadas del siglo pasado, sin embargo su desarrollo no constituye el seguimiento de alguna tradición, corriente o tendencia en particular sino que se trata de la agrupación de varias formas y estilos simultáneos, incluso discrepantes, que tenían en común la búsqueda de una identidad, de la identidad latinoamericana.
Así como la duración de esta etapa de la literatura latinoamericana es difícil de ubicar, la agrupación de sus autores representativos es arbitraria, hay quienes ubican la línea de su desarrollo generalmente desde la publicación de Rayuela en 1963 hasta Cien años de soledad en 1967 –año éste en que Miguel ángel Asturias se hace acreedor al premio novel de literatura. Lo cierto es que en dicho periodo aparecieron las primeras novelas de jóvenes escritores – Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes – y las novelas cúspide de escritores prestigiosos –Ernesto Sábato, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar –.
El objetivo central es hacer un reconstrucción de la literatura latinoamericana durante la década en que se desarrolló el Boom, sin soslayar el contexto político y social en que emerge para estar en condiciones de comprender la influencia que tiene en tanto en escritores como en lectores. Esto es, sin olvidar los propios impactos sociales y políticos que tuvieron la Revolución Cubana (1959) o los movimientos estudiantiles de 1968 en Francia, Alemania o México, así como el significado de las vanguardias literarias como el existencialismo y el realismo mágico. Para ello se parte de la siguiente hipótesis: Lo latino como lo latinoamericano forma parte de una nueva conceptualización a través de la literatura a partir del boom.
En el primer capítulo haremos un breve recorrido sobre los antecedentes que explican el surgimiento del fenómeno literario en mención en el que se pone preeminencia al contexto histórico y social así como una breve revisión de los escritores más significativos. Mientras que en el capítulo segundo abordaremos qué se conoce como el boom y cuáles son sus características que, como hemos dicho, al ser arbitrario hay varias interpretaciones; sin embargo se distingue tanto por su carácter social e ideología política que se manifiesta no solo en el lenguaje empleado en las obras sino también en los temas sobre los que orbitan. En este mismo apartado analizaremos algunas de las vanguardias literarias: el realismo mágico, el surrealismo, el existencialismo y el creacionismo. El capítulo tercero esta dedicado a analizar la última etapa de este fenómeno literario, que si bien como hemos dicho no hay una fecha precisa se puede verificar a través de su trascendencia en otras generaciones de escritores y lectores, para ello es importante revisar los premios y las instituciones que emergieron así como las discusiones que desde entonces indagan sobre lo latinoamericano en general y sobre la literatura latinoamericana en particular.


  1. Contexto. ¿Qué sucedía en Latinoamérica?

En las décadas posteriores a la segunda guerra mundial, en el mundo surgen molestias económicas, políticas y sociales. Esto provoca distintas alianzas y bloques en donde se acentúan las diferencias nacionales y sociales. Estados Unidos encabeza el “bloque occidental”, que se caracteriza por un modelo de producción capitalista además que “trata de impedir transformaciones sociales que afectarían su sistema de dominio”[1]. Mientras la Unión Soviética ejerce el mando con el bloque denominado socialista.
La pelea del poder político que se realizó entre estos dos bloques: el capitalista y el socialista, es la llamada “guerra fría”, esta produjo varios choques locales como la guerra de Vietnam (1955), la de Corea (1950), además de involucrarse en los conflictos de Medio Oriente. Esta rivalidad trajo consigo poco desarrollo de la cultura y de la ciencia, esta última era utilizada para generar armamento. También el “conflicto entre capitalismo y socialismo tuvo su expresión en situaciones revolucionarias en el tercer mundo”[2]
América latina no fue la excepción, en ella se manifiestan grandes inquietudes sociales y políticas como es el caso de la revolución cubana en 1959, en donde es derrocada la dictadura de Fulgencio Batista ante la lucha popular encabezada por Fidel Castro, usando como estrategia la guerra de guerrillas. El nuevo gobierno declara a Cuba socialista, además de tener tendencias a la nacionalización económica y una política socioeconómica igualitaria. A raíz de esto Estados Unidos instaura un bloque económico a la isla.
La política de Estados unidos después de la revolución cubana, planteo el fortalecimiento de la zona con ayuda de capital norteamericano a esto se le llamo la “Alianza para el progreso”, pero en 1963 tras el asesinato del presidente Kennedy hubo un estancamiento en las relaciones lo cual produjo una baja de los recursos para América latina. Además a partir de la victoria de la revolución cubana en el pueblo latinoamericano se gestaron nuevas ideas con un principio de igualdad, las cuales Estados unidos sofocará  con nuevas estrategias en donde intervendrán los propios gobiernos de los países latinoamericanos para acallar estas voces de libertad.
En la década de los sesentas América latina se encontraba en una crisis, por una industrialización incompleta ya que la maquinaria necesaria para la producción tenia que ser importada, la demanda interna de productos manufacturados era poca, además la tecnificación reducía el numero de puestos de trabajo.[3] Esto trago el descontento en la población y una presión contra el gobierno, el cual respondió con represión y en varios casos con golpes de estado, donde las decisiones más importantes eran tomadas por el sector militar.
Por otro lado, en 1957 Frondizi asume la presidencia de Argentina, y tomo políticas enfocadas a la alianza con el sector obrero, en 1962 gana la mayoría de las provincias, esto dio excusa al poder militar para derrocar a Frondizi en marzo de ese mismo año. El gobierno decido mandar a elecciones donde Arturo Illia salió victorioso su gobierno tuvo enfrentar la oposición de fuerzas armadas, estos roses con el gobierno iniciaron un golpe de estado en julio de 1966. Las consecuencias del golpe militar fue la sustitución del presidente, de la suprema corte, de los gobernadores, se desintegro el Congreso y los Consejos Municipales, además de la prohibición de los partidos políticos.[4]
Estados Unidos tubo injerencia en las políticas brasileñas desde al década de los 50s, “en 1952, el acuerdo militar firmado con los Estados Unidos prohibió a Brasil vender las materias primas con valor estratégico -como el hierro- a los países socialistas”[5]. En 1957 Hanna Mining compro la mayoría de acciones de una empresa británica dedicada a la explotación de oro. En 1961 el 21 de agosto el presidente jâinio Quadros firma una resolución restituyendo los yacimientos de las minas a la reserva nacional cuatro días des pues el presidente es obligado a renunciar “después de que se cansaron de arrojar a la hoguera o al fondo de la bahía de Guanábana los libros de autores rusos… y tras haber condenado al exilio, la prisión o la fosa a una innumerable cantidad de brasileños, la flamante dictadura de Castelo Branco puso manos a la obra: Entrego el hierro y todo lo demás.”[6].
En Uruguay en 1962 se crea el Movimiento de liberación Nacional (tupamaros) el cual operaba con meto de guerrilla urbana, cuya incidencia lo llevo a ser considerado actor político. Un golpe militar en Perú establece una reforma agraria y trata de independizar económicamente al país[7].
En Estados Unidos en la década de los 60s también se Vivian intensas movilizaciones sociales “Entre 1964 y 1965, se aprobaron las leyes que garantizaban el derecho al voto paro los negro y prohibía la segregación en las escuelas y en todos los lugares públicos”[8] en 1966 aparece el partido pantera negra. La guerra contra Vietnam tuvo una fuerte oposición juvenil nacida en las universidades, muchos jóvenes se negaron ir a la guerra.
En México en las década de los 60s se vivieron años de deterioró político, en los cuales se desdibujaba el  llamado “milagro mexicano”. Las acciones tomadas por los gobernantes mexicanos que se caracterizaban por ser un Estado menos benefactor,  hicieron crecer el descontento en la población, detonando en 1964 el movimiento médico, el cual fue rápidamente creciendo y organizándose. La respuesta por parte del gobierno fue la represión de dicho movimiento. En este escenario de confrontación social surge el movimiento estudiantil en Michoacán en octubre de 1966. Para el nuevo gobierno su fundamento era “el principio de la conservación del orden a toda costa”[9] por lo cual nuevamente terminó en la represión estudiantil, con un saldo de un muerto y varios heridos. La huelga estudiantil en Michoacán, las políticas y reducto de presupuesto para las universidades son algunos de los antecedentes que impulsarían la organización del movimiento estudiantil de 1968 que culminaría con la matanza estudiantil en la Plaza de las Tres Culturas (Tlatelolco), ordenada por el presidente en turno Gustavo Díaz Ordaz.
La represión en México continuó en los años 70s, nuevamente  a los estudiantes se les reprimió con un grupo paramilitar llamado los “halcones”. En esta década surgen nuevas formas de búsqueda de un cambio social, por un lado una corriente reformista intentando hacer el cambio desde la acción política y por otro lado la expresión radical de la guerrilla.
En Chile en 1970 se realizan las elecciones para la presidencia, las cuales son ganadas por la coalición Unión Popular, encabezada por Salvador Allende, por quien declino el escritor Pablo Neruda. Las medidas sociales y económicas tomadas por el nuevo gobierno fueron para favorecer al sector popular, entre las acciones tomadas por Salvador Allende se destacó (ya que tenia mayoría en el congreso), la nacionalización del cobre. Las nuevas políticas establecidas iban en contra de los intereses  del gobierno de Estados Unidos, quienes  apoyaron en 1973 al jefe militar Augusto Pinochet, el cual ordenó el despliegue de las fuerzas armadas por el país y el bombardeo al Palacio de la Moneda donde se encontraba Salvador Allende. Después del golpe de estado se implantó  la dictadura al mando de Augusto Pinochet, caracterizada por la represión.
El modelo de dominio que ejerció Estados Unidos en latino América, tuvo expresiones muy diversas y diferentes en cada país, pero siempre en beneficio de sus intereses. Esto provoca en América Latina una ideología de cambio, respeto, equidad; que va ha avivar las esperanzas de transformación hacia nuevos modelos económicos, nuevas formas de gobierno; donde varios de los escritores del “Boom latinoamericano” se identificaran y defenderán estas causas. Estos escritores fueron: Carlos Fuentes, julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa José Lezama Lima, entre otros. Estos escritores denominados en la categoría del boom latinoamericano son fuertemente influenciados por su contexto histórico.

2.Las vanguardias.

La literatura hispanoamericana de la primera mitad del siglo XX poseía características muy propias y una de ellas era que presentaba distintas tendencias que para su distinción utilizamos el sufijo ismos. Estas tendencias nacieron en Europa en la primera década del siglo XX, por mencionar algunas está el cubismo pictórico de Picasso y Braque, el futurismo de Marietti, el dadaísmo de Tristán Tzara, el expresionismo alemán, el imaginismo inglés de Ezra Pound, el cubismo literario de Guillaume Apolinaire y, la música atonal y dodecafónica de Stravinsky. La intención de hacer este tipo de vanguardias era para renovar las modalidades artísticas.[10]
Así, en este rico contexto artístico, nace el surrealismo en 1924,[11] el cual, “está basado en los trabajos de Freud y otro psicólogos […], proclama que la realidad tiene un carácter dualístico, exterior e interior, y trata de captar los dos a la vez.”[12]
Una de las características fundamentales de las letras hispanoamericanas es que desecha el uso racional del lenguaje, de la sintaxis lógica, la forma declamatoria y el legado musical, este último, muy particularmente en la poesía se jugaba con la rima, la métrica y los moldes estróficos,[13] para que se impusiese la imaginación, las imágenes insólitas, el asintactismo y las formas fragmentadas del hilo narrativo. Quien marca el nacimiento de una nueva poesía fue Vicente Huidobro.
Otras vanguardias que se presentaron fueron: el ultraísmo argentino y el estridentismo mexicano, que irrumpen el postumismo dominicano y el diepalismo portorriqueño. El Postumismo tiene como representante a Domingo Moreno Jimenes, cuyo afán era distanciarse de la estética establecida,[14] desarticular la métrica y la armonía; el diepalismo por su parte busca, a través de Luis Palés Matos y José I. de Diego Padró, crear un modo sintético de expresión que agilice la poesía sin recurrir a la descripción.[15] De ambos movimientos surgieron en las Antillas el euforismo y el noísmo.  
El modernismo igualmente estuvo presente, con obras de Ramón López Velarde y de Juan José Tablada, quienes buscaban una forma más sencilla de expresión, la cual se contraponía a la literatura romántica.
Hubo, con menor impacto, grupos como el agorismo, surgido en 1929 y promovido por Agustín Yáñez. Otro fue el grupo de los llamados contemporáneos, donde encontramos autores como José Gorostiza, Salvador Novo, Jaime Torres Bodet, Gilberto Owen, Xavier Villaurrutia, Bernardo Ortiz de Montellano, Carlos Pellicer, Mariano azuela y Samuel Ramos[16].
Aquí, es necesario explicar más detalladamente un par de tendencias representativas de las letras hispanoamericanas, y es lo que se refiere al realismo mágico y el realismo fantástico, pues uno de los retos más grandes para todo escritor es lograr reproducir la realidad de la mejor forma posible. Con el fin de poder entender y explicar mejor su devenir en la vida pero, ¿Qué es la realidad?, en el lenguaje cotidiano llamamos realidad a todo aquello que captamos de forma inmediata con nuestros sentidos y la conciencia, ya sea sobre la sociedad, las emociones o las actitudes que nos acompañan en el día a día. Pero quizá ésta parte de la realidad sea la menos significativa por ser la más “externa” y “tradicional”.
Existe también “otra realidad”, la que no se ve directamente, la imaginativa, la fantástica. Esta realidad es subjetiva pero profundamente real. En la literatura, paradójicamente, el escritor más realista es el más especulativo, imaginativo y desconfiado de sus sentidos. Algunos ejemplos son: Edgar A. Poe, Kafka, Borges y Cortázar.
Se creía que la literatura estaba condenada a ser juzgada por su realidad más inmediata (mimesis) pero esto está mal entendido. ¿En qué medida entra la realidad en las diversas formas artísticas? ¿Por qué la literatura tiene mayor dosis de realidad y fantasía?
La respuesta a la primera pregunta es sencilla, el hombre cambia constantemente y con junto con él el arte, el cambio es paulatino y continuo, los factores que llevan al cambio son: Hechos sociales, económicos e ideológicos. La segunda pregunta se deriva de la primera y la respuesta es por el material del que se construye, las palabras, a diferencia de otras artes el cambio es más directo, más perceptible pero más imaginativo.
En el mundo del Boom la realidad pasa por el sujeto y se subjetivisa, el relato adquiere una nueva textura, el sujeto duda de todo “dudo y luego existo”, duda de lo moral y lo físico. Lo único de lo que no se duda es de los sentimiento que nos provoca la realidad. (Sujeto – objeto y, narrador – realidad). El sujeto, duda, se angustia, se rebela y luego existe el sujeto y el objeto se abrazan y van juntos.
De esta forma la literatura ya no es solo un objeto estético. En el boom latinoamericano la novela pasa a ser algo extraliterario. Las obras sirven más como una experiencia vital que como ficción, ya que va más allá del significado común palabras, la misma obra nace de consideraciones extraliterarias más que de los recursos lingüísticos (la moral, la religión, el sentido de existencia, lo social). Las preocupaciones esenciales del autor van más allá de la literatura.
En nuestra América, desde antes de la Conquista, desde las historias del Popol Vuh ha sido escenario de múltiples formas de imaginería que nacen de la tierra, de las magias y leyendas, de las supersticiones de los pueblos y su reflejo particular de interpretar los hechos y fenómenos, la narrativa recoge muchas de estas manifestaciones, a las cuales se les ha dado el nombre de Realismo Mágico.
Así, el Realismo Mágico, que tiene como precursora a Elena Garro y, que fue un  “término inventado por el crítico alemán Franz Roh, convierte la realidad en fantasía sin deformar aquélla”;[17] son obras que implican una cosmovisión mítica y mágica del mundo. Tienen una alteración insólita de la realidad, pero esta alteración implica tener una fe, es decir, una mente predispuesta al milagro. Algunos ejemplos son: Pedro Páramo de Rulfo, Cien años de soledad de García Márquez, El reino de este mundo de Roa Bastos. Novelas en donde el elemento indígena, africano o mestizo se encuentra con su particular visión mística.
Posteriormente, en una etapa más avanzada del desarrollo cultural, ciertos escritores para explicarse mejor la realidad que no se ve, inventaron una suprarrealidad a la cual suele llamarse realismo fantástico.
De esta forma el realismo fantástico, es el producto del esfuerzo de la imaginación, surge de una visión racionalista y científica del mundo. Es el esfuerzo de la imaginación que busca en la invención el mejor medio de explicarse y revelar la realidad que no perciben los sentidos. Algunos ejemplos son: los laberintos metafísicos y los juegos entre realidad y apariencia de Borges, las nuevas posibilidades del tiempo y el espacio de Cortázar; la realidad que se escurre y se duplica en Aura de Carlos Fuentes o las imaginerías de Juan José Arreola y muchas páginas de Paradiso de Lezama Lima pueden incluirse en esta categoría.
El creacionismo es una corriente literaria, parte del movimiento de las Vanguardias de la década de los veinte, sustentada principalmente por el poeta chileno Vicente Huidobro (1893-1948), cuyas aspiraciones artísticas se convirtieron en los puntos clave de ésta corriente.
Los nuevos poetas hispanoamericanos junto con las vanguardias se agruparon alrededor de revistas. Se puede considerar el discurso de Huidobro, Non serviam, pronunciado en el Ateneo de Santiago, en 1914, como el inicio del movimiento de las vanguardias en Hispanoamérica.
Con respecto a lo social, las primeras décadas del siglo XX se caracterizan por agitaciones que respondían a los problemas de las diferencias entre los pobres y ricos, a pesar de las reformas sociales, económicas y educativas. El poeta se veía a sí mismo como un iluminado, su percepción de la realidad era tan aguda que veía con más claridad los hechos. De esta forma el arte vanguardista era distinto de todo cuanto se había conocido hasta entonces porque la realidad, el mundo moderno de esos años, desde su punto de vista, también era radicalmente distinto. Los escritores buscaron renovar sus técnicas literarias para expresar el mundo mítico y legendario con el que se convive.
Otro movimiento importante es el existencialismo, el cual deriva principalmente de la filosofía, presentando la situación angustiosa del hombre moderno. El amor y la fe dejan de existir y el hombre únicamente se limita a eso mismo: a existir. Nada tiene importancia.[18] El existencialismo entra a Hispanoamérica gracias a Eduardo Mallea, en la década de los 30 y 40.
Otra vanguardia importante de referir es el cosmopolitismo, con capital en Buenos Aires y con Borges como su principal referente. El cosmopolitismo se opone al criollismo, pues se interesa más en el individuo, en la vida urbana y en la fantasía.[19] El criollismo aspiraba a desentrañar la esencia de la argentinidad.[20] De igual forma se extendió por Latinoamérica con autores como María Luisa Bombal, Ramón Ferreira, Rogelio Sinán, Juan Rulfo, Lino Tomás Calvo y Augusto Roa Bastos.
El vanguardismo se desarrolla en diferentes tiempos y de formas distintas en Hispanoamérica, en Cuba encontramos a Manuel Navarro Luna, Mariano Brull, Emilio Ballagas, Nicolás Guillén y Eugenio Florit.[21]
En Centroamérica, el vanguardismo sólo muestra desarrollo en Nicaragua, gracias a José Coronel Urtrecho en 1927, rechazando toda imitación servil y aspirando a iniciar una tarea rectificadora de la poesía de su país. Con él colaboraron Joaquín Pasos y Pablo Antonio Cuadra.[22] En cuanto a Guatemala, cabe recalcar que muchos de sus escritores se encontraban en París o México al momento de hacer sus obras.
En Venezuela encontramos a escritores como José Antonio Ramos Sucre, Miguel Otero Silva, Julio Garmendia y Arturo Uslar Pietri. En Colombia no hubo una actividad de verdadera vanguardia, aunque encontramos escritores como León de Greiff, Luis Vidales y José Félix Fuenmayor, antecedente de García Márquez.[23] Tampoco en el Ecuador surge un vanguardismo activo, a pesar de la existencia de un grupo antirretórico y dadaísta, sólo la poesía de Hugo Mayo obtiene reconocimiento continental.[24]
En Bolivia y Paraguay, la vanguardia se hace presente hasta terminar la Guerra del Chaco; mientras que en Perú, Alberto Hidalgo promueve el simplismo y las vanguardias son difundidas en revistas como Amauta, fundada por José Carlos Mariátegui.
En Uruguay existió una vanguardia secreta de un sólo autor sin antecedentes: Felisberto Hernández, quien es el primero en interiorizar el proceso narrativo, pues “cultiva una narrativa concebida como empresa imaginaria”.[25]
Sin embargo, un grupo de jóvenes “formados en la sombre de la Guerra Fría y llenos de angustia por la amenaza de una guerra atómica”,[26] rechaza al existencialismo como una respuesta final. Ellos buscan despertar la conciencia social, oponiéndose en sus temáticas, a la fantasía de algunos cosmopolitas y del ruralismo de los criollistas. Ellos inician el neorrealismo, con personajes pobres que viven en los barrios inmundos de las grandes ciudades y estando influenciados por Hemingway. Presentan un estilo escueto, sin descripciones épicas características de los criollistas ni experimentalismo cosmopolita. Encontramos escritores como Pedro Juan Soto y Enrique Congrains Martín.



¿Y el boom?
El boom latinoamericano tiene características muy peculiares. Podemos resaltar que, en tanto a valores estéticos, así como en los temas tratados en las obras, son una extensión de lo que se venía dando desde las vanguardias que se habían gestado en las décadas pasadas y que fueron referidas y explicadas en el apartado anterior; los cuales fueron “decisivos en la formación de los neorrealistas puertorriqueños y peruanos”[27] y que, a su vez, resultaban una alternativa viable al cosmopolitismo iniciado por Borges y que dominó la literatura en la década de los 50.
En tanto al género del cuento, el principal rasgo característico es el de la experimentación formal,[28] pues encontramos una gran sencillez en los microcuentos, una complejidad cronológica de los cuentos psicoanalíticos y mucha ambigüedad en el realismo mágico.
Encontramos como principales exponentes a: Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa y a Gabriel García Márquez.
De igual forma, otros escritores contemporáneos reconocidos fueron: Humberto Arenal, Álvaro Menéndez Leal y José Agustín, iniciador de la vanguardia conocida como la literatura de la onda, a la que le siguieron Gerardo de la Torre, Juan Ortuño Mora, Manuel Farill Guzmán, J. Mario Arbeláez y Antonio Skármeta. Esta vanguardia estuvo influenciada por el movimiento beatnik y la literatura de Jack Kerouac[29], trata de temas que conciernen a la juventud, como el sexo, las drogas, los problemas familiares y demás temas para los chavos de onda, como la música Rock. Los temas fueron abordados con un tono insolente y el lenguaje se vuelve protagonista de la obra.
En general, podemos observar, al menos en los escritores mexicanos de la década referida, que insertan frases y modos en extremo coloquiales, encontramos elementos de picardía mexicana, reflejan a la sociedad mexicana a través de su sabiduría y filosofía popular, que incluye chistes y refranes, así como el concepto que hasta Octavio Paz dedicó un ensayo demasiado profundo: la chingada,[30] el cual, no es poca cosa, pues encontramos referencias a este término en autores como José Emilio Pacheco en “La reina” en El viento distante; en La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes y en Dos crímenes de Jorge Ibargüengoitia.[31]
La irreverencia y la ironía igualmente se hacen presentes en gran parte de los cuentos, se buscan nuevas formas narrativas y distintos tipos de ordenación del texto en el espacio disponible en el papel, herencia del cubismo.
Cabe mencionar que el tema político igualmente está presente en la literatura del boom, habiendo críticas y ataques a la realidad socio-política que en eso momentos se vivían. Recordemos que era una etapa de alta inestabilidad social, llena de golpes de estado, pobreza y demás vergüenzas, que fueron referidas en el primer apartado de este trabajo.
Otros autores que podemos nombrar y que son contemporáneos de la década del boom son: Adolfo Bioy Casares, Augusto Monterroso, Pedro Gómez Valderrama, Álvaro Mutis, Vladimiro Rivas Iturralde, Enrique Anderson Imbert, Marco Denevi, Virgilio Piñera, Álvaro Menéndez Leal, Óscar Acosta, René Avilés Fabila, Mario Benedetti, Jorge Edwards, Óscar Collazos, Adriano González León y Juan Tovar.[32]

3.    A modo de conclusión: ¿El fin del Boom?

Ahora que hemos analizado cuáles han sido las vanguardias literarias, el peso del contexto que vivieron los autores y cómo se reflejó esto en su obra, es meritorio hacernos ciertas preguntas: ¿Qué pasó después del Boom Latinoamericano?, ¿Terminó? y si es así ¿Se puede decir que dejó un legado para las nuevas generaciones, cuál fue?
Con el afán de montarnos en brazos de gigantes para responder estas preguntas, se realizó una pequeña investigación monográfica donde múltiples escritores y críticos literarios hablan al respecto, he aquí algunas de las respuestas a todas estas preguntas:
-Entrevistador: ¿Cuál cree que es la principal aportación a la literatura para con los nuevos     escritores?
-JON LEE ANDERSON: Con esas obras América Latina (como una entidad cultural y geográfica propia) adquirió un lugar reconocido en el imaginario internacional literario, realmente por primera vez. América dejaría de ser interpretada casi exclusivamente en el ámbito internacional por autores extranjeros salvo algunas notables excepciones como Paz, Borges y Carpentier. Y sobre todo con la obra de García Márquez, los “boomistas” también ofrecieron, y por primera vez, una manera distinta de narrar, y de percibir, la realidad latinoamericana, destacando historias de la gente “común" - los indígenas, los mestizos, los negros, y las gentes del campo, tradicionalmente marginados- en lugar de personajes de la élite criolla hispana.
-Entrevistador: ¿Cuál cree que es la principal aportación a la literatura para con los nuevos escritores?
-MARIE ARANA: Antes del boom, en Estados Unidos imperaba una apatía pertinaz hacia las traducciones extranjeras. Uno de los periodistas más famosos de EE UU, James Reston, de The New York Times, afirmaba: “Los estadounidenses están dispuestos a hacer cualquier cosa por Latinoamérica excepto leer algo sobre ella”. El boom demostró que estaba equivocado. Sin embargo, una vez que los latinoamericanos cruzaron la puerta, la situación cambió. A principios de la década de 1980, los hispanoamericanos que escribían en inglés se convirtieron en el centro de atención. Y así es como los “escritores del boom”, como los conocemos, nunca aumentaron en número. Se siguió leyendo a García Márquez, a Vargas Llosa, a Fuentes y a otros, pero el boom nunca se tradujo en nuevo talento latinoamericano. La resistencia ante las obras traducidas siguió siendo la misma que antes, puede que hasta con una terquedad más intensa. El peor legado del boom ha sido la falta de imaginación que provocó en las editoriales, que solo han promovido a los imitadores, en vez de fomentar algo nuevo.
-Entrevistador: ¿Cuál cree que es la principal aportación a la literatura para con los nuevos escritores?
-JUAN CRUZ: La diversidad. Se dice boom porque no hay tendencias, hay escritores y hay novelas. Boom significa explosión, partes que quedan de un todo. Hubo de todo; por fortuna se diluyó la expresión realismo mágico, que aludía solo a una parte, y se quedó en boom. Creo que al final esa fue una expresión (una explosión) afortunada. [33]

Con esto nos podemos dar cuenta de la diversidad de opiniones que hay  en relación al fenómeno del Boom Latinoamericano, con el que sin lugar a dudas podemos sentenciar varios puntos:
-      Si bien forjó una nueva ola literaria, consolidando a la literatura latinoamericana como un homogéneo que compartía la intensidad de la rebeldía social, logró forjar también una nueva ola de lectores, abriendo sus ojos a una realidad cultural y personal distinta.
-      A pesar de que el Boom se podría catalogar como una mera artimaña de mercadotecnia, abrió el mercado editorial no sólo para los escritores latinoamericanos de la época, sino para todos los siguientes, pues las editoriales comenzaron a apostar por el talento mestizo del latinoamericano.
Aunque sin lugar a dudas, como nos menciona Ana María Shua, estos escritores con sus letras, Pusieron a la literatura patas arriba. Sacó de la academia los experimentos de las vanguardias y se los regaló a la gente, convertidos en narración pura. Descubrió con San Agustín que el tiempo es una cierta distensión del alma, y nos hizo zigzaguear por sus vericuetos. Fue político sin someterse a ninguna ideología. Puede haberse convertido en estancamiento y burocracia: ¡pero nunca olvidemos que fue revolución!.[34], revolución ideológica expresada en letras, concibiendo de esta manera los cimientos de una identidad o personalidad latinoamericanas, así como los nuevos clásicos de la literatura.


Fuentes:
n  Alcázar Joan, Nuria Tabanera, Josep, Antoni Marimon, Historia contemporánea de América, valencia, 2003.
n  Arrom, Juan José, Esquema generacional de las letras hispanoamericanas, Bogotá, instituto caro y cuervo 1963.
n  Brom Juan, Esbozo de historia universal Brom juan, editorial Grijalbo, 23a. edición, 1965.
n  Cabrera López, Patricia. Pensamiento, cultura y literatura en América Latina
n  Cultura El país. Boom latinoamericano: Universo en expansión. [En línea]. Madrid,  17 NOV 2012 - 21:39,[24 Nov. 2013]. Disponible en la Web:http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/17/actualidad/1353176750_272527.html
n  Galeano Eduardo, Las venas abiertas de América latina, México, Editorial Siglo XXI, 1980.
n  Leyva Waldo.La distancia y el tiempo (1967-2001)
n  Medina peña Luis, Hacia el nuevo estado. México 1920-1993, mexico, 1994, Fondo de Cultura Economica.
n  Menton, Seymour, El cuento hispanoametricano, México, Ed FCE, 1964
n  Miranda Rocío, Van Rhijn Patricia, Rangel Rogelio, 24 poetas latinoamericanos, México, Editorial CIDCLI coedición latinoamericana, 2012.
n  Valdivieso Jaime. Realidad y ficción en Latinoamérica.


[1] Brom juan, Esbozo de historia universal, México, editorial Grijalbo, 23a. edición, 1965. p 238.
[2] Gaggero Horacio, Alicia F. Garro Silvia C Mantiñan, Historia de América en los siglos XIX y XX, Buenos Aires, edit. Aique, 2006. P 227
[3]Ibíd. p 243
[4]ibíd. p 255
[5] Galeano Eduardo, Las venas abiertas de América latina, México, Editorial Siglo XXI, 1980.p250
[6]ibíd. p254
[7] Brom juan, Esbozo de historia universal, México, editorial Grijalbo, 23a. edición,1965,  pp256
[8] Alcázar Joan, Nuria Tabanera, Josep, Antoni Marimon, Historia contemporánea de América, valencia, 2003. p354
[9]Medina peña Luis, Hacia el nuevo estado. México 1920-1993, mexico, 1994, Fondo de Cultura Economica, p212
[10] Verani, Hugo J. Las vanguardias literarias en Hispanoamérica, México, Fondo de cultura Económica. Segunda Edición 1990, p. 9.
[11] Ibídem, p. 10.
[12] Menton, Seymour. El cuento hispanoamericano. México, Fondo de Cultura Económica, Tercera edición 1970, p. 8.
[13] Verani, op.cit. p. 10.
[14] Ibídem, p. 19.
[15] Ibídem, p. 20.
[16] Ibídem, p. 18.
[17] Menton, op.cit. p. 9.
[18] Ibídem, pp. 9-10.
[19] Ibídem, p. 7.
[20] Verani, op.cit. pp. 50.
[21] Verani, op.cit. pp. 20-23.
[22] Ibídem, p.25.
[23] Ibídem, p. 26-28.
[24] Ídem.
[25] Ibídem, p. 52.
[26] Menton, op.cit., p. 188.
[27] Menton, op.cit., p. 216.
[28] Ibídem, p. 217.
[29] Ibídem, p. 219.
[30] Mondragón, Magdalena (Comp.), “México, país de la chingada” en México pelado… ¡pero sabroso!, México, Ed. Diana, 1973, pp. 180 y 181.
[31] Montes de Oca Sicilia, María del Pilar (Editor responsable), “Frases populares, de canciones, libros y películas” en El chingonario. México,  Ed. Otras Inquisiciones, 2010, pp. 189 y 190.
[32] Menton, op.cit., pp. 218 y 219.

[33] Cultura El país. Boom latinoamericano: Universo en expansión. [En línea]. Madrid,  17 NOV 2012 - 21:39,[24 Nov. 2013]. Disponible en la web: http://cultura.elpais.com/cultura/2012/11/17/actualidad/1353176750_272527.html

[34] Op.Cit Cultura El país.